Quise correr más que los animales
para llegar primero a tu presencia,
para admirar tu dulce incandescencia
y gozar, más que todos los mortales.
Quise volar como los gavilanes
sintiendo en el aire, tu dulce esencia,
increpando al viento por su insolencia
de tocar tu rostro, con sus desmanes.
No me pidas amor, que yo me vaya,
impregnada está en mí, tu vida entera
vigilante siempre, como atalaya
Demanda cualquier cosa, mas yo muera,
si por ti algun día no doy la talla
es señal, que tu amor no mereciera.