No importa cuánto tiempo haya pasado desde tu partida,
porque el vacío que me has dejado en el alma lo vivo y lo siento a cada segundo.
No importa cuástas voces me han hablado, me han aconsejado
o cuántos brazos me han abrazado porque no son los tuyos,
porque tu ausencia me destroza el corazón en millones de pedazos.
No es fácil aceptar que ya no puedo verte y acostumbrarme a que te has ido.
Me cuesta comprender que me haces falta para compartir mis sueños,
que necesito de tus palabras que tanto bien me hacían,
de esa inyección de optimismo y fuerzas para seguir cada uno de mis proyectos.
Cómo hago para acostumbrarme a que necesito de tu presencia y no estás,
cómo hago para entender que, aunque este rodeada de personas que me quieren y apoyan
me haces falta tú.
Quisiera poder bajarte del cielo para poder decirte cuánto te quiero,
para qué sepas que desde tu partida no me he acostumbrado a tu ausencia.
Que tu falta es como una daga que apuñala mi alma,
cómo un frío que me paraliza el corazón.
Cómo hago para dejarte ir, si eres más de lo que cualquier persona creería,
sí eras y eres más valiosa de lo que vos misma pensabas que podías ser para alguien.
No podré acostumbrarme jamás a tu falta,
a necesitar de tus palabras de aliento, de tu companía en mis días grises y los de mucho sol.
Daría lo que fuera por que estés acá, como siempre, compartiendo juntas.
hubiera dado lo imposible para que no sufrieras como lo hiciste.
Vuela alto mi bello ángel.