Feliz me siento cuando escucho el
melodioso canto del turpial...
el encantador silbido de los canarios...
de respirar aire puro
cuando paseo entre arboledas,
acariciando con la mirada el vuelo de
las mariposas mil colores
y las flores que engalanan el camino
Sentir la gota del rocío tenuamente
humedeciendo mi piel...
Deslizarme en la blanca arena de la playa
acariciando la espuma del mar
que roza mis pies...
y en un éxtasis,
admirar el gran espectáculo del ocaso,
despidiéndose el sol,
para darle paso a la luz de la luna!
¡Oh!... tantas bendiciones
que recibo en cada amanecer
de mi Creador, del Hacedor
de todas las maravillas del universo!
Nhylath
(Sch/12319)