Mis lágrimas son amargas
al saber que no soy amada.
Mi alma cautiva nunca olvida
todo lo que aquel hacía,
sus acciones me ofendían,
sus labios se reían,
sus sentimientos por mí
ya no florecían...
Sólo mía la quimera ramera,
sus piernas me enredan y
me aferran a una idea blasfema
que siempre me quema.
¡Muerte! eres anhelada
en las noches taciturnas,
eres tú nombrada:
\"hada de mis ilusiones desoladas\"
KATERIN MUNGUIA