Danny McGee

INFINITO.

INFINITO.

Y me fui... Nadie supo nunca de mi real sueño, de mi forma de acertar y de buscarme problemas. Simplemente me fui... pero estoy riendo en donde sea que me vean, en el bosque nórdico, en la cuidad central -la más antigua- o en las pálidas playas de la infancia de mi vida.
Me veré en el viento, en la línea reposada de cualquier crepúsculo, montado sobre un ave visitando cada sueño, o tal vez me vea en los ojos que jamás serán los míos, en esos que te invitan a soñar lo no vivido.
Seré la voz del mar, la calma de la arena, la brisa y su caricia cuando ya caiga la tarde; yo sabré ser la sonrisa de la luna que navega y que todos dicen ver que del cielo ella se cuelga.
Hasta allá se irán mis pasos, la estela de mi alma, el perfume de mi senda, el calor de mi mirada. Allá querré estar yo, sin ser más un sólo hombre, sino la vida entera y en cada ser ser visto.
Y sí... ya me fui, hoy sin hambre, sin dinero, sin pobreza de la humana, pero siempre con amigos, con riquezas en el alma, con la vista en el destino donde todo es infinito.