En noches estrelladas diamantinas,
observo astros lejanos temblorosos,
me acuerdan bellos ojos vanidosos,
tesoros de las caras femeninas.
Miradas expresivas cristalinas,
fulgores muchas veces caprichosos
y en otras seductores y fogosos,
belleza de las tardes ambarinas.
Los ojos de mujer son llamativos
luceros que despiertan la confianza,
logrando disuadir siendo asertivos.
Se muestran en zozobra con templanza
sabiendo defenderse siendo altivos,
nostálgicos, presentan la añoranza.