Ayer la ví
apenas un segundo...
deshojada tácitamente,
en el bosque...
declinado de su sueño,
de su piélago profundo
se imbricaba mansamente...
la gardenia descuidada
del vacío,
y una dama azul celeste...
asomaba su pálido crepúsculo,
en la nada...
descorazonada de su ausencia.