Puente otoñal,
busca a tientas tu espacio
en el río tumultuoso
que unes
entre dos tierras.
Cruzo mis manos cansadas
y siento que
tiritan de frío mis alas.
Escucho tu voz,
sonido incansable,
teñida por agua sórdida
de aconteceres baratos;
y reconozco tus rasgos,
aún en la penumbra de este día,
que ya se acaba…
Recibes la luz crepuscular,
y cierras mis ojos extrañados.
Llevas pequeños y
largos caminos de Vida
que carecen
de voluntad propia...
Creo en esta noche que se cierra,
que nadie puede morir
y que se puede entablar
un lazo entre el Todo y la Nada.
Siento que mi cuerpo
es tocado por
el dramático Zodíaco
y el perenne e incógnito
Destino,
Incomprensible e Inalcanzable...
Puente del Adiós
y la esperanza dormida
entre decadentes cipreses…
responderé al río de mi alma
que estalla
enardecida de preguntas
(sin Nombres ni Respuestas)
sordas, ciegas y mudas preguntas...
sólo buscándote
entre los rasgos
de tu
desconocida
cara.
Patricia Aznar Laffont