No sé jugar con fuego sin quemarme.
No sé vivir
sin jugar dentro de las llamas
y hacer castillos de cenizas
y valles con la curva de la espalda.
No sé volar, y soy tan libre.
No sé volar sin turbulencias
ni crecer sin describir tormentas
ni mirar sin laberintos
ni morir si no es sobre tu cuerpo
ni nacer sin primavera.