Arrecias imponente en mis horas álgidas
no existo liviano si sostengo tu alma en mi delirio
extrapolo tu imagen lejana a los vaivenes de mi memoria
arrojo a la deriva vaticinios, anclajes, súbitas promesas.
Te figuro absoluta en mi desapego
quiero sumergirme en la paz de tu mirada
solo necesitaré tu suspiro para sobrevivir al desatino.