Alberto Escobar

¿De verdad quieres saberlo?

 

A la flor no le basta la
palabra primavera, sí
agua y calor, y colibrí
y abeja.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Que cuántos años tengo?

No sé contar los años
tal si fuera árbol podado.
Mi tallo no consiste en el
círculo que se derrama
adentro.
Mis ramas no recuerdan
otras ramas, que leña se
hicieron, ¿y mis hojas?
Mis hojas se nutren de
savia blanca que se hace
plata, y más plata con el
contar de los vientos...

Mil colibríes buscan un
corazón para de ambrosía
llenar sus jarras, ¡qué
busquen en el mío!, que
late al son de sus batires
invisibles de alas.

¿Que cuántos años (me
preguntas) que tengo?

Mi vista alcanza apenas el
alba que sobre mi cima
temprano se proclama.
De mañana, cuento las espigas,
espigas que de sangre, una a
una coronan mi aura. Son más
de cien, más de mil, de dos mil
mis palmas del martirio, nieve
que se queda de la nevada.

Mis ojos a su patria volverán
por siempre sus miradas, patría
que en la miel de la inocencia
descansa, al son de las primeras
cuentas, de las primeras rampas
por las que corretear sueño
todavía, como si fuera una canasta
de mimbre que rindiera la manzana.

Mis arrugas me delatan, arrugas
sí puedo contar, sí sé, mas los
años, los años..., me faltan.

¿Que... cuántos años tengo?
¿De verdad quieres saberlo?
Pues cuando tu quehacer te
dispense, al alba, me                   llamas.