Patricia A. L.

A mi Patria, en llagas...

Oigo en suspiro sibilante
en este febril ocaso,
(que atareado,  
no concluye nunca) 

el rugir de aéreos navíos fantasmas
que sobrevuelan 
las mesetas de piedras y rocas,
áridas, coloradas y augustas
del Sur, de mi agónica Patria.

Patria en llamas 
que se  hace polvo crudo y viejo
entre soles tras soles,
y tardes tras tardes.

Te apagas, Patria, día tras día
en llanto y
en el mutismo cerrado,
de cada noche que se aproxima,
letárgica.

Un cielo nublado y sin estrellas
en donde hay huellas sedientas
de alguna perdida
ráfaga de  lluvias o  vientos,
me acecha.

Letanías y cadencias 
pasadas y vívidas
década tras década.

Tu historia, Patria amada,
se vuelve la trama obnubilada
de aquel tapiz antiguo
que en caos de colores desteñidos,
se difuman,
sin piedades al borde
de tu aromada historia,

de olvidados patriotas,
que no han dejado testamento
y sus timones han sido cegados.

(tambaleante estás, Patria,
entre crisis tras crisis,
y hambre y más… y tanto hambre).

Hoy siento en mis huesos
pálidas luces deshechas,

y el frío polvo estéril 
y el torrente congelado
en donde fue asesinado Santiago.

Mientras escribo 
estos versos mareados
malhadados versos..

el Invierno piadoso
orlado de hilos plateados
e imbuido 
por dulces caricias de la Luna

se asoma tenue y sigiloso, 
tras el vidrio cerrado
de mi ventana.

Se acerca piadoso a confortarme…

Helado, gélido Invierno
que albergas mis ráfagas 
de mudo silencio.
y entiendes de Mentiras y  Verdades
amargas, 

mírame a los ojos
y acoge mis sentimientos,
en dura carga.

Invierno, mira 
aquel planisferio arrugado
y amarillento por el Tiempo,

y piensa conmigo en
mi Patria,

que se desdibuja 
en hechizos y conjuros
oscuros y arcaicos.

Y suaviza Invierno, estos versos 
que se inundan en amargas
metáforas e imágenes sensoriales
casi asesinas y mortales….

que no pueden siquiera
reflejar sones mágicos,

mi rostro hoy apagado y borroso,
se rebela
ante ellas, sin triunfo.

(no puedo dejar de escribirlas,
tanto es el dolor que comparto).

Sólo un atisbo de esperanza, entreveo 
entre simbólicas y entreabiertas persianas,

suspirando, soñando ese Tiempo 
hecho de maderas sutiles,
que lloran y gimen 
el soplo aturdido
de aquel beso suave y adorado
de la Creación Divina…

que ya no es mío, lo he perdido, 

 (lo he perdido, entre pesares aún latentes, 
y guerras en llagas,

y entre estas
confusas y negras tinieblas,
que Poeta, perdón!
ya sé que te amargan).




Patricia Aznar Laffont