De rocío albas perlas en la afable
alborada emanan fragantes rosas,
por sus níveos pétalos se deslizan
como dulces lágrimas vaporosas,
que marchitaran las blancas mejillas
de una niña que su ausente amor llora.
Aromáticos efluvios atraen
al rosal coloridas mariposas,
que en armoniosa y rítmica danza
liban el dulce néctar con sus trompas.
Azules libélulas e irisados
insectos succionan de ámbar las gotas,
pero son del sol los dorados rayos,
que en el lapso de unas breves horas,
con sus lenguas de fuego
los destellos subliman de las rosas.