Mi violetera
No me pidas que esté en paz, si no estás conmigo.
Debo aceptar, entender, tolerar... tantas cosas,
desiluciones, afrentas y seguir como si nada...
pero tu... mi compañía más cercana,
la mujer sin límites ni contratos,
la que me da vida en cápsulas de cariño...
lejos... cada día más lejos...
No te pediré que te quedes,
no soportaré que te vayas.
El destino, si existe... lo dirá todo.
Únicamente seré tu amor extraño,
un poeta desconocido,
el escritor de versos enamorados,
un loquito que dice amarte...
Tu serás mi bella despistada,
un presentimiento con delicado aroma,
un desvelo obligatorio,
las ancias siempre vivas,
un deseo jamás calmado,
la necesidad sin complacencia....
la amorosa picardía... día a día.
Tu y yo nos parecemos a tus ojos...
mirando en la misma dirección,
siempre cerca, pero nunca juntos,
causando envidias por brillar alegres,
pero llorando al tiempo... y por el mal tiempo.
Una historia sin mayor importancia,
una aventura diluida en la bruma del amanecer...
Mientras entregas afecto, cual ramitos de Violeta,
porque el amor existe y hay que darlo sin remilgo,
yo estoy condenado a caminar en dirección contraria.
Seguiré mi camino como siempre, como antes de ti,
con mis manos atrás, mi cabeza inclinada,
avanzaré sin rumbo, sin prisa, sin destino.
No te pediré que te quedes, no soportaré que te vayas...
Ron Alphonso
17 de Marzo 2019