Matias 01

UNIDAD DE CUIDADOS INTENSIVOS

Con multitud de odio estoy

en mi corazón

cuando te veo crucificado, en tus venas

en tu garganta

cargando una cruz de todos;

imposible saber dónde estás, solo veo

tu cuerpo atormentado

como un claustro maldito

donde se aúpa el magistrado dolor.

                    

Hambrientos los silencios se aglomeran

como cernícalos

de lo fúnebre;

Mi viejo, se adelanta con sus volúmenes

a los azadones 

a los martillos

que se anidan escuchando sus costados

¡Viejo, vamos! 

La sombra aun esta cruda

en tus duros huesos

y aun cuando se me hizo tarde

mi corazón relincha su dolor

más todavía,

al verte cabecear a esta suerte oscura

que va merodeando

alzado en sus augurios.

 

Quien puede evitar su destino

Quien puede apoderarse del tormento ajeno;

quienes solamente ven,

como auditorio de un teatro

procaz y macabro

en esta sala en que lo blanco es un túnel oscuro

lleno de agujas, cuchillos

catéteres y anestésicos

atravesando gargantas, exprimiendo venas

adormeciendo la carne

para extender el martirio,

en esta suerte de inquisición

de barbaros atilas;

¿Quién puede detener a esta inmisericordia?

Todo es banalidad absoluta

cuando el cuerpo se estremece con dolor

al ser agujereado y cortado;

¡El silencio

es un estruendo mudo en nuestros ojos!

 

Estas allí mi viejo;

viejo mío, de mi madre

de mis hermanos y de todas las criaturas

que te suceden;

estas allí en todas tus batallas,

con feroz desolación

estremeciéndote,

desafiando a los oscuros presentimientos

¡No te mueras querido viejo!

¡No nos abandones viejo!

No nos dejes sin padre, sin abuelo,

sin bisabuelo

Es un ruego mudo al unísono

que se ahoga en llanto

de desesperación y esperanza.