En ésta matinal...
Con la roja luz del alba,
siento a un Dios, de amor y de gloria.
Con lumbre de aurora,
y expresión de suma majestad
que solemne clarea.
Y de pronto,
aparece un sol de viva llama
que dóra lo que ama...
¡Oh Dios! ¡Cómo brillas!
Para sonreír a la blanca oveja
y a este poeta.