Desde que nací me llevaron de la mano
a cometer mi propio asesinato
el lugar es lo de menos
había nevado sobre los barcos de primavera
con un tiro de gracia en la lengua
extrajeron lluvia de mi corazón
y los milagros se sucedieron
el agua de la resurrección tiró de mí
dando paso a la maduración de la negra rosa
como última ofrenda de tu compañía
ahora estoy impelido
a vaciar de sentido tu aliento
en un cuenco de incienso
vertido colina abajo