¡Pobre Casandra! Rendida,
se aferraba a su conciencia,
se aferraba a su inocencia,
por un muchacho vendida.
Ante su oscura guarida
a las cinco de la tarde,
como asesino cobarde,
a él lo vienen a buscar.
Ambos logran escapar
¡que el campo los salvaguarde!
.
Entre olivas por el valle,
cerca del Guadalquivir
esa noche han de sufrir
para que la gente calle.
Ambos ruegan porque se halle
el puñal que alguien blandió
y a un agente asesinó,
mas perdieron la batalla.
Lo prendieron por canalla
desoyeron que imploró.
.
Casandra en él ha confiado.
Mas, pasada media noche,
ella le hizo algún reproche
pues la poli la ha encerrado.
Una luna allí ha pasado,
detenida en la mazmorra,
él con toda su modorra
y ella parece que estalle.
Los guardias suben la calle
para calmar la camorra.
.
A lo lejos una gorra.
Grita el gentío enfadado
dicen ellos que han errado
y que suelta anda la zorra.
Que las calles se recorra,
que luego no se lamente
detener a un inocente
por su fama pendenciera.
La culpable ya pariera,
dos gemelas bajo el puente.
.
Hijas son de aquel agente
que no se quiso casar,
le vinieron a clavar
una guadaña en la frente.
Lo encontraron inconsciente.
Ya vinieron a contarle
e intentaron sonsacarle,
a la culpable ha nombrado.
Por sus hijas ha jurado,
Intentaron ayudarle.
.
Casandra escucha vibrante
mientras, en la oscuridad,
él logra, en realidad,
el apoyo de su amante.
No lo abandonó un instante.
Mas, con rostro entristecido,
él se siente enardecido
¡ella le supo inocente!
Por amor, fue una inconsciente.
Por amor, perdió el sentido.
.
Por su puesta en libertad
a su cita han acudido,
primer día que han venido,
sus parientes, sin maldad.
Clara es la realidad
renegaron de su saga.
Como un barco que naufraga
a su suerte les dejaron.
Nunca por allí pasaron.
¡Una luna! El alma en llaga.
©María Teresa Fandiño.
La Coruña.
Poema registrado