Déjame colorear las nubes.
Caminar por las estrellas.
Navegar por lo invisible.
Salvar fronteras prohibidas.
Soñar, sueños imposibles.
De esos que alegran el alma.
De los que al imaginar suspiras.
Que te hacen respirar profundo.
Que mezclan lo conocido,
con caricias de lo incierto.
Con cócteles de ilusiones
y pensamientos inquietos.
Deja que cree mi espacio.
Que imite a las mariposas.
Que me cubra de hojas secas,
para saber de lo breve.
Permíteme ser muy niño.
Que cree mis fantasías.
Que vuele, por lo más extraño.
Que camine por el barro.
Que planee contra el viento.
Sintiendo lo transparente.
Lo efímero, lo que me eleva.
Lo sutil, lo transcendente.
Deja que te sienta igual.
Aún sin saber bien quién eres.
Ni tus gustos, ni saberes,
ni origen, ni pareceres.
Deja que te abrace tierno.
Que contemple tú mirada.
Pues mi credo es la vida
y luego.., llámame loco.
Hablemos desde el silencio.
Con la mirada, despacio.
Recorramos ese espacio,
de aquello que nos acerca.
De eso que sentimos lejos,
aunque lo tengamos cerca.
Tan cerca, que casi olvidas,
por extraño que parezca.
Amor, locura que dentro llevas.
Que a todo tú ser envuelve.
Que te da vida y sustenta.
El que al universo mueve.
Por locura que parezca.
Locura, por no ser visto.
Aunque tan cerca lo sientas.
Lo quiero sentir despierto.
Danzar con él cada instante,
de mi vida en esta tierra.
Compartiéndolo contigo,
cuando te tenga muy cerca.
Dancemos juntos su danza.
Para acabar con la guerra.
Con el sufrimiento, el miedo,
la crueldad, la tristeza.
Si me he de quedar con algo,
por locura que parezca.
Me quedo con el amor,
que a creencias no obedezca.
Ese que te incluye a ti.
El que de vida te impregna.
Llenándote de armonía,
de movimiento y belleza.
Quiero sentir su fragancia.
El aroma, de mi esencia.
La caricia, de lo eterno
y luego..., tal vez..., llámame loco.