Padre; semilla indomable
crecerás y brotarás desde tu tumba
como sangre que sube por mis venas
que es tu sangre
¡Dios te lleve en su costado!
Padre; del silencio que estrangula
el dolor con sus astillas ardiendo
en su naufragio
a los ojos que brillan
por sobre todas las sombras
¡Dios te reencarne en los astros!
Padre; de las piedras
que también sangran
hasta el hígado que hacía oleajes
por enseñarnos en la vida
¡Dios recoja tu calor!
Padre; del sudor desmantelado
al palo que diste forma
para andar con tu desorden
sumergido en el silencio. ¡Incansable!
¡Dios te de descanso!
Padre; creado de madera terca
y sudario de pobre
coronado de espinas como todos los justos,
que vas subiendo en el crepúsculo
¡Dios te envuelva en sus alas!
Padre; que vas hacia el fondo
con una inmensa lagrima de hierro
escoltado de pechos ardientes y ahogados
en fatalidad
¡Dios te guarde en tu viaje!
Padre; de los llantos sin llanto,
de los clavos sin carne, a la boca hambrienta
que se traga tu polvo;
renacido y parido en tu alma
¡Dios te guarde en su pecho!