Hoy no estoy dispuesto a rogar,
a llorar, a suplicar amor.
Solamente vengo a amar,
a entregar amor y a que lo recibas.
Mi decisión es irrevocable, única,
no admite negociación.
No me niegues hoy los latidos de tu alma;
los que gritan que me amas,
que me extrañas tanto como yo.
No confundamos, mi dueña,
lo que nos mantiene alejados.
... Son ajenos compromisos,
son monótos instantes
los que hacen flaquear a nuestro amor.
No permitas más dolor
que la sombra de la duda
opaque hoy a nuestro amor.
Si bien sabes que te amo,
que mi corazón sangra por tu ausencia,
por tu silencio… Por tu deserción.
No transitemos más por esa ruta de cardos,
de amargura, por esa playa de dolor.
De dagas que traspasan nuestras almas,
que lastiman, que vulneran y que llenan de temor.
No lo permitamos amor.
No lo permitamos
por la memoria de nuestros años vividos,
por nuestros recuerdos y nuestros mares.
Por mis cansados huesos, por mis rimas,
por mis muertos, por tantos siglos de sufrir.
No nos abandonemos, no lo permitamos,
… no lo permitamos amor.
© Armando Cano