La primavera de papel viene con viejas dobleces
dejé los miembros aterrados
ensuciando el espejo natural
del amor
y así rescatarte los nenúfares
que extrañabas desde que decidiste
echar la llave de aquel hotel atemporal
compartido puntualmente con meridiana fiereza
los hijos que pudieron ser
ya no quieren vencernos
y una eternidad se cierne ante ellos
pájaros que balancean el alba
enturbiando de sábanas nuestras espaldas
se abre la veda del sol
en las habitaciones asoladas
por bigotes félidos