Los almendros
saludan con las flores
de primavera.
También manzanos,
perales y piescales,
todos se anuncian.
Es que la tierra
empieza sus poemas
de esta manera.
Es un adagio,
quizás un anticipo
del mes de marzo.
Poquito a poco
veremos esta magia
en las praderas.
Serán los árboles,
las mieses y sembrados,
también los campos.
Y hasta las almas
tendrán el colorido
que ellas desean.
Porque la sangre
ardiente y renovada
vendrá a los cuerpos.
Se ablandarán
los duros corazones
y hasta amarán.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/03/19