Recuerdo aquella tarde de verano,
verano tan candente de pasiones,
pasiones que provienen del arcano
arcano que nos dio sus bendiciones.
Bendiciones que fueron cual centellas,
centellas que alumbraron con ternura,
ternura que llevaban las estrellas
estrellas con encajes de dulzura.
Dulzura que me diste un \"Viernes Santo\",
\"Santo Viernes ardiente de deseo,
deseo que venía con el manto
manto sacro de tu tenue jadeo.
¡Jadeo que brotaba del encanto
encanto de saberme tu Romeo!
Autor: Aníbal Rodríguez.