Navegando mi destino en busca de nuevos puertos,
con la cara frente al Sol, con el viento al timón,
en mi afán de aventuras me dirigió la corriente,
y cuando menos pensaba, la encontré también de frente.
Capitana de su vida, timonel de su destino,
fuerte y ágil, decidida, a forjarse su camino,
navegamos lado al lado sin hablar y sin tocarnos,
solamente de reojo vigilábamos con tacto.
Y fue el viento y la marea, que interpusieron sus manos,
sopló el viento con su furia. la marea hizo otro tanto,
se cruzaron nuestras rutas, se estremecieron los barcos,
se cruzaron las miradas, y temblaron nuestras manos.
No pudimos seguir juntos, al menos no en este océano,
aunque al vernos sonreímos, porque nos reconocimos,
y aunque sigo navegando mi barco a mi manera,
se que estás en el océano, y se que también me piensas.