Viejas huellas desiertas en la arena
con perfumes de frialdad en el ambiente,
dibujan el tic tac de una condena
por el beso pasional que un día nos miente,
rompiendo el eslabón de una cadena,
como dardo que mata de repente,
y convierte la alegría en honda pena.
Tus besos de ficción fueron la hoguera,
que calcinó mi vida en un momento,
demoliendo todo el ser que antes era
y esparciendo los restos en el viento
temprano de una mañana cualquiera,
que se abre libre al sol con un lamento
cuando llega el final de una quimera.
Así se volvió solo una fantasía
el tiempo que te di mis ansias locas,
sin pensar nunca que todo acabaría
como un recuerdo que lentamente evocas,
dejando solamente en la alcoba vacía
un fragmento inmaterial de nuestras bocas,
en la alífera historia de tu vida y la mía.