A 24 horas de mi destierro,
los sedantes ya no funcionan.
No hay efecto tal, más que el llanto
para aplacar mi delirio incesante,
por quererte y no tenerte.
Como dueles Catalina…, no lo sabes…
la locura se apodera de mí
y lentamente me sumerge
en las aguas de tu olvido,
y en tu memoria soy tan solo un destello fugaz.
Sin verte, sin oírte, sin sentirte, sin tenerte.
Tus postales nunca llegaron,
el buzón está vacío…
Te pienso de día, te sueño de noche…
¿Estás ahí Catalina…?
Cambiaste sin saber, toda mi vida.
Llenaste de ilusiones mi existencia.
Revivíste mi fe perdida.
Despertaste el amor que no tenía.
A ti te debo mi vida nueva.
En cualquier momento,
En cualquier lugar,
Estés cerca, estés lejos.
Estés presente, estés ausente.
Estos versos leerás…
Por qué en el fondo…
en el fondo, Sigues siendo tú...,
Catalina.