Desciende el cielo azul
puro a través de los vidrios.
María estalla en sollozos
al recordar su infancia.
Y hay un aire festivo
por el color mojado
de luz limpia que mira
a través de los vidrios.
Y aire de niñez.
Y María inconsolable,
una niña aturdida.
Aire festivo e de llanto
con lagrimones en los ojos:
ojos, ojuelos, ojitos
de mamá que ya no está
de mamá que ya se fue.
Dispótica, huraña, dura
la madrasta de los cuentos
que lees al anochecer.
Cielo azul, cada vez
más puro al bajar de la luz
ya casi violeta, ya casi
color verbena, desde el azul
hasta un rojo muy bello,
hasta un rojo encendido
por los últimos rayos.
Pasa un aire festivo de duelo
a través de los vidrios
en la pieza cerrada.
Ojos, ojitos de mamá
que ya no está más.