ubik

LABERINTOS

Temprano la saeta del amo

se clavó en tu nuca 

de relojería intacta

 

rodeado de su estirpe maldita

cegaron la luz ensimismada

de las claraboyas

alimento de tu infancia

 

rodaban cabezas inocentes 

cuando la nieve se hizo sonora

y la piedad del carcelero

me ofreciera su ruiseñor

de ojos madrugadores

 

solo entonces 

los besos muertos a lametazos

volaron hasta el umbral calcinado

de la penumbra que habitaste

 

con la fe a buen recaudo

oculta entre estelas del mar

hacia el sendero inmóvil

del último claro del bosque