Ahora que te escribo permíteme
el derecho de compadecerme.
Que la lluvia no pare de rezar este suelo
hasta que yo descanse de este mar, de este cielo.
Bien sabes que en estos menesteres aun sin verte,
en mí no habrá futura tregua y ni la quiero
mas escondidas, déjame revivirte en sueños
para….
quedarme con tu pequeña vida...tu larga muerte.
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Y en el drama de esta incorregible desazón
mi pena, recuerdos en bucle, herida amante,
será rabia secreta a gritos, silencio infinito,
ojos... oculto luto en duelo, húmeda cicatriz sin sangre.
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Porque aquella tarde… a tu carita me acerqué
y entre esperanzas de un sutil, cuidadoso velo
al oído yo te hablé
de este gran mundo tan pequeño,
de su inmenso mar, del azul del cielo,
de frondosos árboles, de sus aves en vuelo,
del amor, de la pasión, del arte, del verso...
De esta tan querida, amada Familia
que aún y siempre te echará de menos...