En la oscuridad que estrellas devora,
bajo tierra, cerca de los caídos,
con lo que no es, sobre el rojo, podridos,
nace de la tragedia algo que ignora.
Ni esencia, ni materia… Redentora,
en su boca descansaste y perdidos
ritmos correr dejaste enloquecidos
a través de su piel de miel, de ahora.
¡Ya implora la boca la poesía,
la loca al loco el signo que endulza y huye!
Fuera de mí, en ti hacía y deshacía
a sí misma: verbo y arte sustituye
por senos y labios… ¡Se destruía
con la mano que todo distribuye!