Con mi libro naranja y a falta de son en mis oídos,
busqué en los vinilos,ese sonido que fuera algo mío:
curiosamente encontré uno,con buenos sonidos
para mi deleite musical.Al principio era algo frío,
pero leyendo y escuchándolo cada día,se convirtió
en música celestial,y tan celestial que sin querer
llegó un día,que el libro dejé,y mi corazón se partió
ante tanta belleza:\"música clásica he de tener\".
Y escuchando estas sinfonías que tanto me agrada,
es la música clásica,la que escucho de buena gana,
tan buena gana que la \"moderna\" es una puñalada.
¡No paren cellos,violines...,que hoy como mañana,
jamás,oídos míos,dejen de escuchar la Inacabada
de Schubert,como Mendelssohn su sinfonía Italiana!