Desde siempre los dioses no han llegado
solo el bárbaro mandamiento de los inquisidores
y la hoguera programada para abrasar los sueños
En noches de bruma y de silencio
los hombres cruzan la rueda del pecado
buscando el resplandor que recoja sus deseos
en medio de las sombras fugitivas del ocaso
/ un fulgor divagando en el vacío /
En la sabana se doblegan los árboles
frente a la mirada calcinante del verano
el mar dispara gritos de sal
bajo el viento que abre sus apuntados brazos
igual que la alcatraz buscando la desnudez de los peces
La noche inmortal se viene como el vacío
cubriendo las estatuas de los dioses ausentes
con nubes religiosas y murmullos pecadores
En medio del disturbio de la noche
encuentro mi razón conmovida sobre la mesa
convocándome a confesar mis actos
Me declaro entonces culpable de mi delirio
no porque espero que la muerte me libere
sino para que mis pecados no sean arrebatados por los dioses