Son los árboles
soberbios en el frío
enhiestos, altos.
Están los pinos
con su perfume verde
y sus agujas.
La azul montaña
va tamizada en hielo
amando el frío.
Las vaporosas
nubes a lo alto suben
en lejanías.
Caballos rumian
inocentes el pasto
en el rocío.
Las vacas pacen
en su vendimia verde
su mansedumbre.
Las aves trinan
canciones mañaneras
un vago rumor.
La luz se filtra
hacia el boscaje tibio,
despierta vida.
Cantan las aves
mil saludos al cielo
ya raya el alba.
Un cóndor sube
volando al Antizana
buscando muerte.
Las plumas negras
ondean en el aire
la queja leve.
Cae una lluvia
el granizo golpea
la faz del maíz.
Los eucaliptos
tiemblan ante la brisa
y se estremecen.
La lluvia canta
una tonada húmeda
ante mis ojos.
¡Qué triste torna
en gris melancolía
un ave errante!