Tengo recuerdos guardados
de los buenos y los malos,
son experiencias de vida
que en mi ambular conseguí,
unos me hablan de penas
de momentos no queridos,
lo bueno, ese momento
en que a DORIS...conocí.
El destino es el que manda
eso nadie ya lo duda,
avalados desde el cielo
por un duende juguetón,
que tal vez por aburrido
comienza a mover los hilos,
la magia se hace presente
y nos toca...el corazón.
Quién puede hacer de su vida
un producto digitado,
si el mundo cual sube y baja
es como un juego sin fin,
a veces estando abajo
los dolores se acrecientan
pero de arriba sin duda
uno se siente...arlequín.
Esta historia tiene baches
como tantas que nos pasan,
hay que apostar a las buenas
no darse vencido jamás,
a la vuelta de una esquina
el destino trajo a Doris,
me embebí con su dulzura
y cada vez...la quiero más.
Que suerte tenerla al lado
y saberme tan querido,
su presencia alumbra todo
como un halo incandescente,
muchos años tan felices
de querernos y cuidarnos,
con ella viajo al pasado
y soy joven...de repente.
Boris Gold
(simplemente…un poeta)