En su discurso, rodeado de un público que – como no podía ser de otra manera - jamás podría entender otro mensaje que el que Vargas Llosa expuso, éste volvió una vez más a mostrar lo que en cierto modo fueron sus primeros pasos en el campo de la política y sus recuerdos autobiográficos que con una prosa impecable demostró, y demuestra a cada instante, que fue y sigue siendo un hombre elegido y puesto ahí por un “Poder” para por medio de su capacidad intelectual – que no intelectiva - enseñar a un mundo “adormecido” que el sino del intelectual indoamericano es ser, a la fuerza en primera instancia, marxista y hasta comunista de joven para acabar siendo un burdo y peligrosísimo reaccionario ya de viejo que es cuando se le premiará y que es como ha sido su caso ahora y después de ser laureado, vitoreado, adulado e incluso idolatrado por todas las derechas cosmopolitas, neoliberales y salvajes de medio mundo que le defiende y admira.
Por haber leído recientemente de él su pensamiento así como algunas de sus novelas, admirables casi todas por no decir todas al menos las que he leído, uno descubre más o menos cual es su universo de niño y después de joven en el que uno descubre también que todo ese tiempo sirve y ayuda, como a todos, para abrirnos y edificar un destino, en su caso un destino literario, a pesar de que él dijera que nació en un país, El Perú, “pobre y analfabeto”. Mario Pasó pronto, muy pronto, ( tengo todos los datos anotados y por ello tengo también el orden cronológico de su conversación ) en el tiempo de su discurso al mensaje quizás más esperado por los suyos y que era el de la ideología y la política en el cual, yo creo, que un intelectual debe siempre pasar de puntilla al menos en público, y fue entonces cuando empezó – casi sin previo aviso y por lo tanto inesperadamente de sorpresa – a hablar acerca de que “ se horroriza de que vivamos, según él, en una época en que los espantos son los fanáticos, los terroristas suicidas que se sienten “poseedores de verdades absolutas”, sin hablar ni mencionar en ningún momento, claro está, - cómo iba a hacerlo y más en ese momento y lugar - de esos otros terroristas de Estado también muy convencidos de sus verdades absolutas y que por su total y absoluto poder poseen lo que siempre he dicho: esa capacidad infinita e innata de matar y de destruir que pueden, podrían si quisieran, aniquilar a un país, como Irak, del que es y podría ser más que un cómplice intelectual, con sus millones de muertos, lisiados de por vida y desplazados. No, a Mario Vargas Llosa, lo sabemos quienes leemos diferentes y quienes no nos dejamos amedrentar por tanta violencia ideológica y tanta mierda publicada, sólo le interesa, faltaría más, los espantos y fanatismos de un signo y de una sola procedencia a los que “ hay que salirles al paso, enfrentarlos y derrotarlos” según su parecer, ( recientemente un alto cargo político norteamericano declaró públicamente que al autor de lo que ha sido el asunto Wikileak habría que “ejecutarlo” de inmediato, se me antoja que, quizás, éste sea el pensamiento de Mario Vargas Llosa sólo que quizás creyó que no era el lugar para decirlo ), pues esos pocos terroristas, dijo, “quisieran arrebatarnos la libertad que hemos ido conquistando en la larga hazaña de la civilización”
Y es ahí en que me pregunté: ¿ A qué libertad y civilización se estará refiriendo este hombre? Y fue también cuando me acordé de las palabras de Hilary Climpton cuando dijo, referente al mismo caso Wikileak: “ Han puesto en peligro la seguridad del mundo” ¿A qué seguridad se estará también refiriendo esta mujer que de seguro le está agradecida a Mario su aportación a la Paz del Mundo, de su mundo. La respuesta la dio de inmediato:
“Defendamos, dijo Mario, la democracia liberal, que, con toda sus limitaciones, sigue significando el pluralismo político, la convivencia, la tolerancia, los derechos humanos, el respeto a la crítica, la legalidad, las elecciones libres, la alternancia en el poder, todo aquello que nos ha ido sacando a la vida real y acercándonos – aunque nunca llegaremos a alcanzarla y así pienso en las actuales circunstancias – a la hermosa y perfecta vida que finge la literatura, aquella que sólo inventándola, escribiéndola y leyéndola podemos merecer, ( llegado a este punto llegué a pensar, convencido, de que o bien este hombre estaba mareado o bien no es de este mundo ) enfrentándonos, prosigue, a los fanáticos homicidas defendemos nuestros derechos a soñar y hacer nuestros sueños realidad”
Es después de oir estas palabras cuando uno duda muy mucho entrar a discutir con nadie nada de lo que este hombre dice y piensa por la sencilla razón de que uno alcanza y acaba por comprender que el mensaje va dirigido a una parte en concreto de la sociedad que vive y disfrutas de lo que él dice que es el mundo ideal y también niega lo que son las exigencias de quienes no piensan como él. Es entonces también cuando, curiosamente, uno piensa, porque lo sé, que uno de los ejemplos de “democracia liberal” que pone este insigne escritor se encuentra, precisamente, en México, país que – y ésto es triste que sea así y aún se trate de casi ocultar – en menos de dos décadas ha sufrido ya y por la fuerza del poder que poseen esos liberales dos grandes y angustiosos fraudes electorales que han imposibilitado la llegada a la presidencia de la izquierda legal e institucionalizada, con un casi 50% de la población ya viviendo en la más inmunda pobreza alimentaria y extrema; con treinta mil muertes violentas en los cuatro años de la presidencia robada a pistolas en manos políticamente por Calderón, otro “demócrata” también liberal quien con la ayuda, disculpa y cobertura de una “ guerra contra el nacotráfico” ha llevado a cabo una salvaje e inhumana limpieza social de jóvenes y pobres como en la no menos liberal y criminal Colombia de Uríber, otro ejemplo liberal e idolatrado por Mario Vargas Llosa; con cientos de desapariciones forzadas, presos políticos y criminalización de la protesta social; un país inmerso el la más salvaje violencia del crimen organizado y de, por su puesto también, del Estado y que no son sino, apenas nos fijemos bien, las dos caras del terrorismo neoliberal y que nos niegan.
Ante estos hechos demostrados pero que se intentan ocultar uno se pregunta ¿pluralismo político?. ¿convivencia y tolerancia?. ¿Derechos Humanos?. ¿legalidad, elecciones libres, alternativas en el Poder?...Sí, claro, como él mismo dijo: “En la literatura de Vargas Llosa”. Llegado a este extremo uno piensa que lo que envalentona a este individuo nefasto y asiduo a círculos de la extrema ultraderecha española e internacional al igual muchos otros de similar pensamiento y actitud, para hablar así con tanta jactancia, soberbia y poder de convicción es el hecho de que saben que digan lo que digan ellos y oigamos lo que oigamos nosotros nada va a cambiar porque se saben bien protegidos frente a una sociedad miedosa por incapacidad de defendernos de su neoliberalismo salvaje y criminal.
En un momento dado y después de hacer el necesario recorrido de su vida, necesario como justificación de cómo después acabó siendo marxista decepcionado ( decepcionado porque quizás nunca ha comprendido, ni lo comprenderá, que las copias políticas jamás liberan a los Pueblos y sí los subyugan con la colaboración de, precisamente, personas como él que acaban siendo parte de una de las tantas ideologías que llegaron a su continente para de por medio de unas u otras acabar haciendo lo que están haciendo: matar a los Pueblos ) por la variante estatista y burócrata del socialismo soviético atacar a la Revolución Cubana y describir, con mucha prosa, su salto y su gran tránsito al “demócrata” y liberal que presume y se ufana públicamente ser. Al final, lo digo de corazón, tuve que hacer un esfuerzo para tragarme tres veces la sarta de insultos a la dignidad humana que este individuo ( yo digo que peligrosísimo para la seguridad de las personas y la salud mental ) nos ofreció y del cual, al menos yo, no quedé decepcionado por lo que le oí decir. Hoy si no creamos un estado de opinión paralelo al que nos están imponiendo cabe la posibilidad de que en pocos años pasemos de querer entrar en el siglo XXII a volver al siglo XIX en cuando a capacidad de competir con una casta política que cree que somos de su exclusiva pertenencia para hacer de nosotros y de nuestras vidas lo que les plazcan. Hoy la obligación y el deber sagrado de un intelectual es la denunciar como sea y donde sea a todas estas personas y que son responsables del crack que estamos padeciendo, es cuestión de dignidad, de sentido común, de solidaridad para con nosotros mismos y entiendo, pero no comparto puesto que hacerlo me pondría en la parte que no quiero estar, que hayan y existan personas que no comparten mi punto de vista, pero es el mío y bajo mi responsabilidad y criterio así lo digo y lo expongo.
Manuel Meneses J.
Publicado en África.
10 de Diciembre de 2010.