Sí la luz del amanecer encuentra a la musa como reina,
emporada en el castillo de los recuerdos;
esa combinación, es pócima poderosa para el arte.
Que de la esencia, nace al alba en platónica plegaria;
que quizá encamine sus palabras al encuentro de la musa.
Eso sí, cuando la monarca histérica destruye o quema,
abandona o decora el castillo del poeta
¿Dónde vivirá éste? ¿Adónde se irán sus palabras?
Pero cuando ocurre, de apoco se abandona,
enajena y deshabita; muriendo así mismo.
Y ya en la muerte, espera el amanecer en los ojos de su ninfa;
mofándose de la soledad que disfruta.