Cuando yo parta, humanidad traqueta,
me iré feliz, para jamás volver;
en esta sociedad de marioneta
es penoso existir, no perecer.
Así me diga su burlona jeta:
¡Oh, pobre tonto!, se perdió el placer
de habitar con nosotros el planeta
donde todos jodemos por joder.
Mi desprecio a esa chusma cretinoide
es la respuesta a su sandez que agrede
la inteligencia y su labor primera.
Aléjate veloz bípeda implume,
pues no quiero sufrir donde me quede
contigo, junto a mí, de compañera.