El viento se duerme en el silencio
calla la tarde y llora sobre el yunque
se apaga el alma de la fragüa
ya no canta el martillo sobre el hierro
ya me da pena cuando paso
por la cuesta de la calle de los herreros
esa calle que siempre tenía
la voz armoniosa del recuerdo
de lunes a domingo, nunca descansaba
el macho pilón sonaba como el trueno
y el martillo tantareába una canción
descansaba el hierro sobre el fuego
corriendo pasaba yo, por la empedrada calle
jugando y soñando de pequeño
y el tiempo pasaba y volaba
y de mayor seguía el mismo son
y el mismo olor a carbón negro
hoy que los años han pasado
aún me llena de recuerdos
cuando subo por la calle de los herreros
y me imagino la fragüa llena de telarañas
el martillo sobre el yunque durmiendo
y allí sobran las palabras, en el silencío
entra un rayo de luz, que quema
el corazón de tantos recuerdos...
Y me da pena cuando paso
por la cuesta arriba, la calle de los herreros...
Como se empapa mi pluma
en el tintero de los recuerdos
y como suda el alma
aunque sea crudo invierno
quiero abrir una ventana
que de a la calle
donde jugaba de pequeño
soñando ser albañil
para ser constructor de sueños
y hoy sigo ahí en el andamio
y piedra a piedra hago los muros
donde guardo los recuerdos....
Mi alma cansada implora
sentado bajo la higuera del huerto
pensando y meditando, que triste
es vivir en un jardín de sueños
y sueña la mañana con su flor
y canta la alondra en el corazón
dejando los surcos abiertos
donde yo siembro el amor
en la tierra abonada de mi huerto....
Que lo riego cada día
con el sudor de mis pensamientos
Descansa el martillo sobre el yunque
en la fragüa de los recuerdos...