Después que Troya fue, severa Esparta,
muerto su rey, de liviandades harta,
a Rodas sin piedad desterró a Helena
donde la ahorcó, celosa, Polixena.
Pero antes que el honor del sexo bello
como un cisne al morir doblase el cuello,
le dijo así el verdugo: \" ¿Por ventura,
quieres más que la dicha tu hermosura?.
La Reina, que tu mal tanto desea,
te dejará vivir si te haces fea;
ponte estas hierbas sobre el rostro, hermosa,
y siendo horrible, vivirás dichosa.
¿No vale más ser fea afortunada,
que hermosa, y por hermosa desdichada?\"
Calló el verdugo y suspiró; mas ella,
prefiriendo el no ser, a no ser bella,
cogió el dogal, y se lo ató de suerte
qué, a su belleza fiel, se dió la muerte;
y más que vivir fea y venturosa,
prefirió ser ahorcada, siendo hermosa.
RAMÓN DE CAMPOAMOR