andrea barbaranelli

La Noche de los cristales

Eso empezó cuando tiraron una piedra

contro la vidriera del comercio de los Coen.

No era la Noche de los cristales,

pero pudo convertirse en ella.

Para prender un gran incendio basta una pequeña chispa. *

Y nunca digan: esto, aquí donde nosotros, no puede pasar.

En realidad, pueden pasar las cosas peores.

Solo por ignavia

negamos los delitos más graves

cometidos por fuerzas

que escapan a nuestro control.

Miedo y cobardía generan la ferocidad

de quienes se ensañan en los más débiles.

Ni siquiera es necesario tirar una piedra

y romper una vidriera.

Los asesinos de la Noche de los cristales,

con en una mano una piedra y en la otra un cuchillo,

se agitan dentro de nosotros

permanentemente.

 

 

* Poca favilla gran fiamma seconda, Dante.