Es temblar de emoción
con apenas el roce de unos dedos
Recorriendo nuestro cuerpo
en una serie de caricias no esperadas
Y un maravilloso mariposeo
que se pasea silencioso en nuestro estómago,
que te deja sin aliento,
y luego se conjuga con los besos
recorriendo cada sendero de tu cuerpo,
lamiendo tus encantos, tu figura,
que se adentra en tus sentidos
y la pasión recorre el oscuro cuarto del deseo sin límites,
elevándote hasta la mayor de las alturas y sin miedos,
mientras unos dedos trémulos tocan tus carnes,
escalan tu piel, y comienzas a recorrer parajes
tan inmensos que parecen no acabarse,
solo se escuchan el respirar agitado de un encuentro
y como encanto, se encuentran los abrazos
como tentáculos abrigadores,
y aunque sintamos que nos asfixiamos,
los sentimos como remanso en medio de este mar alborotado,
y nuestros temores iniciales
se van alejando como pájaro
que huye de un invierno y como manantial
se siente nuestro adentro donde brota liquido de satisfacción,
sin colmar nuestros deseos,
es entregarnos de nuevo y de nuevo,
donde aquellos dos unidos por el sudor de nuestros cuerpos,
extasiados y sin aliento,
volvemos como si fuésemos miel y líquido,
donde siempre se derrite el tiempo,
enorme sensación de un divino sexo
compartiendo lo que cada uno experimenta,
contrayendo nuestros músculos
apretando aquel momento,
y sentimos zambullirnos cual inmenso océano
cada que volvemos sobre el cuento.
DOMOTA