Como seres cretinos y patanes
(zombis lelos del alma citadina)
nos paramos sin son en cada esquina,
donde cunden la mugre y los afanes.
Miramos al ombligo, y no de frente,
ajenos al sentido de la vida,
sin pensar que llevamos una herida
dolorosa, en el cuerpo o en la mente.
No queremos mirar hacia adelante
en procura del arte y la belleza
que dignifican la existencia humana.
Y dejamos morir en cada instante
fragmentos de cordura y de nobleza,
por seguir a la intonsa caravana.