Una escalera
nos sube hasta las nubes
sin darnos cuenta.
Otra escalera
nos baja a los infiernos
si somos malos.
Pero tenemos,
oculta y esperándonos,
nuestra escalera.
En ella estamos
uniendo nuestros pasos
en este viaje.
Por el camino
veremos mil mañanas
y muchas tardes.
Habrá mil noches
de sombras y desvelos
con cierto miedo.
Con gran paciencia
iremos avanzando
hasta la puerta.
Si la alcanzamos
veremos, tras la misma,
el gran poema.
Allí la vida
se muestra exuberante
y nos espera.
Rafael Sánchez Ortega ©
14/03/19