Tengo ganas, esta noche, de cantar fuerte
y que el viento haga música en mi ropa.
La oscuridad abre un ventanal al infinito
por donde asomo mi sedienta intimidad,
esta avidez de ser yo y diferente.
Hay música en el vientre de la luna
cuando alevosa baila, tibiamente.
Su luz tan blanca la viste y la libera
de esta negrísima red que atrapa al cielo.
¡Hoy desgrano emociones de una en una!
Quiero cantar con desagarrado empeño
hasta vencer la flecha sin retorno
del acerado tiempo que traspasa
muros y cuerpos, tramas y ficciones,
y evaporarme en la calígine del sueño.