La dulcinea de mi vida siempre está por llegar, acaso se ha perdido en el camino hacia aquí, o esta encerrada en mazmorras bajo siete llaves?, sin encontrar aun la respuesta a tal misterio que lleva ya muchos años, seguiré mi andar buscando, montado en mi rocinante peleando con mil molinos de viento, que te alejan de mí.
He amado muchas mujeres, pero aun te espero mi Dulcinea, porque no se vivir de otra manera que a corazón abierto, gastando cada minuto en hacer y ser feliz, si tu no lo entiendes así, mi rocinante seguirá su viaje, llevándome a otras tierras y a otros reinos, en busca de la que será la verdadera dueña de mi corazón.
He aprendido que, una rosa, un buen vino, deliciosos chocolates, junto a una sonrisa, siempre son la mezcla perfecta para halagar a una dama.
Puedo descender la luna y ponerla a tus pies si me lo pides con amor.
Sé que te encontrare algún día, vendrás como la aurora viene en el verano, luminosa y radiante, con la belleza natural de una playa desierta de arenas blancas, en la que juntaremos atardeceres con madrugadas. Sé que así vendrás o te encontrare, con la sencillez grandiosa de una rosa, con el brillo en tus ojos de un nuevo amanecer. Caminando desnuda llegaras a mí, tan solo una sonrisa cubrirá tu encanto, sé que un día tu llegarás a mi.
Ese día sentiré el cielo abrirse ante mí con todo sus tesoros, llegarás, tus pies descalzos, tu cuerpo lleno de pasión y de locura, tus senos erguidos desafiando mi mirada, sonriendo y derritiendo a tu paso la fina arena de una playa , tus halados pasos llegarán junto a mí para depositar tus besos en mis labios, me invitaras en un susurro a recorrer juntos el camino de la felicidad.
Entonces ese día, mis ojos y mi cuerpo sabrán que el cielo ha bajado su mejor estrella para mi.
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