Un día confesé
a Dios la moraleja
de estar en esta vida
de paso y sin maleta,
por eso me rondaron
mil dudas la cabeza,
preguntas que me hacía
sin visos de respuesta,
en unas colocaba
las dudas en la higuera,
mirando y rebuscando
los higos y las brevas,
en otras, simplemente,
quería que me dieran
la prueba de la vida
y el fruto de la tierra...
Y así pasé los años
con una mente inquieta,
trazando y destrozando
remiendos a los temas,
problemas de las almas,
cargadas de inocencia,
que buscan soluciones
perdidas en la niebla,
y el ánimo rebelde
es ola en las mareas,
resaca muy activa
y oeste en la galerna,
por eso pido al cielo
me asista en esta celda
y vea que mis labios
preguntan y hasta tiemblan...
\"...Un día le pedí
a Dios por esa prueba,
de amar sin condiciones
y no negar las fuerzas...\"
Rafael Sánchez Ortega ©
16/03/19