Me siento como envuelto en una fantasía real y la mitad de un sueño,
Siempre te imagine como un cielo azul, cubierto de nubes negras,
Amenazando siempre el temporal, con truenos y rayos por soltar,
Y mírame aquí, contemplando tu cuerpo desnudo y en espera.
Tu cuerpo semeja un cielo en primavera, con sus montañas,
Sus tiernos valles y esa extensión de caminos, que conducen a la choza
Donde mis ansias quieren descansar y mi sombra penetrar,
Para que les des luz, beber de tu sabia y llenar mi rostro de tú felicidad.
Fueron tantas veces, que intente penetrar tu corazón de mercurio
Pero al llegar de madrugada se atomizaba, callaba y desaparecía,
Mudos tus labios impaciente tu corazón y mordiendo tus labios,
Esperabas esa respuesta a tu cuerpo, que con tu silencio pedia.
Ahora que estamos ciertos y que te encuentro como el Iztaccíhuatl,
Déjame llegar a ti, penetrar tú alma, caminar por los senderos de tu cuerpo,
Quiero ir de tu indiferencia a los pechos y asirme de tus caderas y cabalgar al éxtasis
De tu boca y atrapar cada gemido que salga de tus fantasías y convertirlo en canción.
Quiero una vez más, beber de tu fuente inagotable y saciar mi sed de soledades,
Entrar en tu cuerpo, caminar por tus sueños y enojos y caer rendido
Junto al recuerdo 17, de aquella nuestra primera vez, que te robe un beso
Y tú reñiste porque mis manos acariciaban tu tarde y precipito la noche...
Déjame recorrerte, adivinar los caminos de tu piel blanca, de tus labios ansiosos
Quiero llenar cada poro de tu piel, borra las huellas de aquel amargo despertar
Sentirte arder junto a mi cuerpo y poder incendiar la noche en un beso mágico,
Que nos lleve a ese lugar soñado, donde seremos uno, con la noche y el día.
LENNOX
EL QUETZAL EN VUELO