Has visto, Poeta
aquel viejo y oxidado
alfiler con perlas
que traspasa tu voluntad
quebrada?
Es acero envenenado,
enmarañado,
como átomo negro entre
Sombras.
Torres y favelas,
y el Universo entero
inundados de lluvias,
soles y nieve
son la luz
que se ve reflejada
en sus puntas.
Entre mis dedos
lo tomo y lo miro,
extasiada.
Veo en él cuarzos
y desiertos
de salinas secas
y en vastas ruinas.
Dos puntas, tiene:
una filosa que te
lastima, hiere
y hace daño
y otra en nácar ficticio
de dúctil manía
por el temblor blanco,
que posee,
y que se destiñe,
día a día.
Misterios del sueño
sin sueño
en el agobiado Insomnio
perenne,
de mis días.
Entre las penumbras
de esta noche,
recuerdo:
Deja ya de mentirte.
Eres ya la causa
de ti mismo,
de tu tristeza,
de tu necesidad de amor,
de tus desafíos, logros
y éxitos.
Recuerda ya
la rosa cuidada
de El Principito,
también tuvo espinas…
y con amor,
fueron cegadas.
Piensa,
alma entre impenetrables
muros:
eres la tamaña fortuna
de alegría y paz,
de todos los Otros,
que entre sueños
dulces o malhadados,
aunque no lo recuerdes,
te buscan.
Patricia Aznar Laffont