Otra noche más...
y sigo pensando...
pensando en usted,
a quien no tendré.
No fluyen en la boca las palabras...
pero, en silencio aquí sigo, amándolo,
preguntándome estúpidamente,
en qué fallé.
¿Por qué?
Si yo estaba bien.
Mi vida no era tan interesante, lo sé,
pero, sí tranquila.
Yo, no me quería enamorar.
Yo, no lo planeé,
ni siquiera lo pensé...
y aún así, en mi, te metiste.
Ya se vislumbraban los riesgos y...
¡Dios! Su dolor...
su historia, me conmovió,
y no medí las consecuencias.
Ahora, en recuerdos naufragan las esperanzas,
rasgando con sus garras mi espalda
que lo anhelan por las madrugadas,
carcomiéndome...
como la polilla a la madera.
No. No debí sucumbir a mis quimeras
o soñar lo que no era...
ni dejarme impresionar
por pequeñas chispas de felicidad.
Quisiera gritar
y que me sirviera de algo llorar...
Bueno, a veces útil ha sido,
pues, al hacerlo en sueño profundo he caído.
Mas lo que no ha podido
es impedir que llegue
la hora de despertar
y que aparezca usted
de nuevo en mi mente
como reflejo de un ayer,
que sin parar me embiste.
Son las 3:01am
y empieza a costarme respirar,
e irónicamente...
me es tan fácil volverle a extrañar.
No.
Hoy, sé que no me quisiste.
Fui reemplazable.
Sí, ya me olvidaste.
Fue inevitable.
Suplico al cielo con devoción.
A mi ángel custodio...
que sea contestada mi oración
y no perder la fe...
de que sí existe alguien
que nació para amarme.
Y que lo que hoy me duele,
mañana será, al fin, entendible.
De: Diana Janeth Reyes Diáz.
( Diana Reydz )
Publicado el 01/03/19
03:11am
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